
PENSAMIENTO SOCIAL EN FRANCIA
La sociología francesa del siglo XIX es un referente obligado a la hora de llevar a cabo una reconstrucción histórica de la evolución de la psicología social. Fue en Francia en donde comenzó a desarrollarse, a principios del siglo XIX.
La filosofía positivista, planteada por August Comte (1798–1857) fue la que condicionó enormemente la evolución posterior de las ciencias sociales. Con el planteamiento de una nueva ciencia llamada “sociología” para referirse al estudio científico de la sociedad.


Pero fue Émile Durkheim (1858-1917) quien consolido definitivamente la sociología como disciplina científica independiente de la filosofía a finales del siglo XIX en Francia. Él planteo las “Representaciones Colectivas” como formas de conciencia que la sociedad impone al individuo.
Durkheim considera que los hechos sociales deben ser estudiados como objetos (deben ser codificados) para que de esta manera la sociedad no sea estudiada de manera filosófica sino empírica. Planteo dos tipos de hechos sociales: materiales e inmateriales. Los materiales son aquellos físicos tangibles y visibles, ejemplo la arquitectura. En los inmateriales encontramos las normas, la ética y los valores.
Más adelante Gabriel Tarde desarrollo la Teoría de la Psicología Social a partir del sujeto, esto es desde la diversidad psicológica del individuo como instancia básica de las agregaciones colectivas. La realidad social no es una construcción homogénea, que se impone al individuo, sino el resultado de los “lazos sociales” dinámicos invención imitación, resistencia y adaptación, de las interacciones entre los propios individuos. La realidad social y el consenso democrático, viene a decir, anticipándose a pensamientos muy posteriores, es una construcción evolutiva de los individuos. Construcción basada en procesos de imitación en las conductas personales.
Una buena parte de su obra nace del rechazo contra las tesis de Durkheim sobre la trascendencia de lo social: para Tarde, el ámbito de la sociología se circunscribe a un enfoque psicologista de la fenomenología social, en el que la imitación y la invención ocupan un lugar central.
Por otra parte Gustave Le Bon (1841-1931) se interesó por lo que denominó “el alma de las masas”, fruto de los cambios que se estaban produciendo a nivel psicosocial con la revolución industrial y cultural y los fenómenos asociados a esos acontecimientos como la urbanización, colonización, etc.
Concibe la “masa psicológica” como una muchedumbre organizada con una “unidad mental”. Postula un alma colectiva que les hace pensar, sentir y obrar de modo diferente a como pensaría, sentiría u obraría cada individuo por separado. Considera al grupo/masa inferior intelectualmente, conducido por la emoción y las urgencias del instinto. Sus principales características son: la desindividuación, el contagio y la sugestión.